Universos en blanco


 

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—Parece que va a llover —se dijo a sí mismo el joven escritor mirando la hoja en blanco.

En realidad el panorama que se podía observar al otro lado de la ventana era totalmente contradictorio con la afirmación del muchacho. Pero el tiempo que hacía en el mundo real no importaba, lo que lo tenía realmente preocupado era el tiempo que hacía dentro del papel. Él sabía que dentro de aquella hoja vacía estaba ocurriendo algo; el problema era que no lograba que los magníficos sucesos que acontecían al otro lado, pudieran mostrarse en el exterior. Treinta y tres bolas de papel arrugado cubrían el suelo del estudio, y otras tantas hacían rebosar la papelera bajo la mesa, todas ellas con frases tan estúpidas como “Era una noche lluviosa…” o “Las gotas de lluvia caían desde el cielo…”. ¿Desde dónde iba a caer la lluvia si no? Las palabras desechadas se acumulaban tanto en el suelo como en su cabeza, hasta el punto en que sus ideas se veían forzadas a empujar frases inútiles para poder salir a la superficie, como navegar en un mar de lodo que iba creciendo más y más con cada bola tirada en el suelo.

Resultaba frustrante saber que los héroes de tantas aventuras corrían por montañas y ríos sin que nadie lo supiese nunca. Porque eso es una página en blanco, un gran cuento que no ha encontrado las expresiones necesarias para que el resto del mundo pudiera descubrirlo. Y así las grandes batallas explotaron en gestas épicas que jamás fueron contadas, los enigmas de mil y un tesoros nunca vieron la luz del día y las reflexiones de seis mil millones de personas, que sólo existieron en otros mundos, no tuvieron nunca voz para ser escuchadas. Tantos universos muertos por no conocer las palabras para darles vida…

Su mente se nubló, sus ánimos cayeron más profundo en el abismo infinito en el que se sumían, y su cuerpo, presa de la desesperanza, se dejó caer hasta que su frente chocó en el escritorio contra el papel en blanco. Miró con fijeza a su fiero enemigo y se sintió librando una de aquellas luchas a muerte que deseaba con tanto ahínco narrar. ¿Qué harían sus héroes? ¿Hacia dónde dirigirían la nave viendo de frente un gran monstruo espacial? Si él fuese sólo un personaje dentro de la mente de otra persona, ¿Que camino tomaría para cumplir su propósito?

Sin levantar la cabeza de su férreo enemigo, tomó la determinación de luchar a muerte por conseguir la victoria. Así fue como el joven comenzó a cruzar aquel mar de lodo y palabras desechadas, buscando la superficie. Y así fue como el joven supo que sus héroes buscarían otro camino, y así fue como descubrió que el capitán giraría la nave ante un peligro, y fue cuando logró ver que los enigmas de mil y un tesoros a veces tienen más de una respuesta, y logró comprender que las batallas épicas también terminan en alianzas, e intuyó que seis mil millones de personas seguirían sus vidas ante la existencia de cualquier problema, y supo sin lugar a dudas que el hecho de que pareciese que iba a llover, no quería decir que la lluvia fuese importante. Dio la última brazada y salió del lodo.

Miró a la hoja que ya no era su enemigo y leyó lo que había escrito.

«El hombre miró el horizonte y supo que le quedaba un largo camino que recorrer.»

Escrito por: Luis A. R. Selgas.

6 comentarios en “Universos en blanco

  1. Ianna dijo:

    Se me había escapado este, y pasa a ser mi favorito delante de «un sitio en ningún lugar». Me ha gustado mucho esto: «los enigmas de mil y un tesoros a veces tienen más de una respuesta» Lo siento pero no puedo poner peros esta vez, enhorabuena. ^^

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  2. Me alegra que te guste. Yo por mi parte me sentí muy orgulloso cuando lo terminé. Ahora releyéndolo no se si lo tengo tan claro. Pero me alegra que alguien crea que es un relato redondo. Esa fue siempre mi intensión.
    Por lo de la frase, intento escribirlas de manera elocuente y un poco rimbombante, pero que no desentonen con la temática ni con el narrador. A veces salen algunas que suenan bien. Y otras veces, un amasijo pedante de palabras complicadas.

    Agradezco a todos los que me prestaron su tiempo para leerme. Y a los que creen que valió la pena, incluso se los agradezco un poco más.

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