Sesión doble de halloween. Ronda nocturna / Cascabel


Esta semana como especial de Halloween traemos una sesión doble de literatura de suspense/terror. Cascabeles fue escrita para el taller gratuito de literautas.com. Ronda nocturna tenía unos meses en el cajón esperando estas fechas. Espero que disfrutéis ambas. Y muchas gracias a los que comentaron mi relato en el taller. Si os pasáis por aquí sabed que esta sesión doble esta dedicada a vosotros tres.

Cascabel

   A Audrey se le hizo imposible no llorar. Se acurrucó entre las sabanas y se sumió en el dolor. Christina Athaga acababa de morir.  Para Audrey había sido más que su representada, era su amiga. Pero para el mundo entero era la reina del misterio. Sus libros se habían vendido en cada rincón del globo y tenía admiradores por doquier. Su más importante saga de novela negra tenía en vilo a millones de fans. La saga del asesino de la campanilla. La historia de un psicópata que asesinaba a sus victimas dejando escuchar antes el tintineo de un cascabel. El sexto libro había vendido más de diez millones de ejemplares. No obstante todos sus seguidores se quedarían sin conocer el fantástico final que Christina tenía preparando nueve años. Todo perdido entre las llamas.

   Habían ido de vacaciones a una estación de montaña. Bueno, al menos Audrey estaba de vacaciones, Christina nunca dejaba de escribir. A sus 50 años no había dejado de anotar ideas en su cuaderno desde que salió de Japón. Trabajaba simultáneamente en, al menos, quince ideas de libros diferentes. Todo descrito en sus ininteligibles anotaciones. La noche anterior hablaron durante la cena, Christina estaba triste, melancólica. Cogió la copa de vino con mano temblorosa y se la bebió de un trago.

   —¿Qué te pasa Crhis, estas bien? —le había preguntado Audrey.

   —He terminado el libro.

   —¿Has acabado la saga? —quiso saber realmente emocionada—. ¿Ya sabes la identidad del asesino?

   —Sí —respondió y una lágrima corrió por su rostro—, creo que siempre lo supe. Desde un principio era la única forma en que podía terminar todo.

   —Déjame llamar al editor.

   —No, la historia debe reposar un poco. Tengo el manuscrito en mi cabaña. Lo releeré la próxima semana y te diré si es definitivo.

   —Esta bien, tú mandas. Pero al menos dime quien es el asesino. ¿La detective Landau lo atrapa al final? ¿Sabes qué?, mejor no me digas nada.

   —Oh, no te preocupes. Sabrás quien es el asesino. Era lo más natural.

   Lo dejaron allí y cada una partió al lugar donde se hospedaba. Audrey lo hacía en el hotel y Christina en una cabaña. Entrada la noche  un disparo se escuchó en la lejanía y al poco rato sirenas de los bomberos de un pueblo cercano llegaron hasta la zona. Audrey llamó al móvil de Christina, pero saltó el contestador. En aquellas montañas la cobertura era pésima. Y es que cuando se está muerto es difícil contestar al teléfono. Al extinguir las llamas encontraron el cuerpo calcinado de la escritora. A su lado una ennegrecida pistola y en su cráneo un agujero de bala.

   En la prensa no dejaban de hablar de la posibilidad de que el manuscrito final de su obra hubiera ardido entre las llamas. ¿Acaso no se daban cuenta de que era una persona? Un asesino real había sesgado su vida y les interesaba más la identidad de uno de ficción. Las noticias abrían titulando “Una muerte digna de la dama del misterio”. Parecía una burla, pero era verdad. En sus propias novelas lo decía en palabras del asesino de la campanilla.

   —¿Sabes cual es el significado de la muerte? —preguntaba el asesino en sombras a sus victimas.

   —No quiero saberlo —respondían todos entre lágrimas.

—Encontrar la manera de convertirse en inmortal —les contestaba de todas formas, antes de darles muerte.

   ¿Por qué no podía escapar ella de la tumba, como lo había hecho tantas veces la detective Landau? Uno de los fabulosos planes de la protagonista para volver de la aparente muerte. Pero los asesinos de verdad dan más miedo que los de un libro. Ellos matan y las victimas nunca regresan, por muy dramático que fuese el giro de la trama.

   Audrey fue al baño a lavarse las lágrimas. Se secaba con la toalla cuando pudo oír el eco de un cascabel. Su corazón se aceleró, pero pensó que no era posible. Fue a la cama y allí estaba nuevamente. Un tintineo constante al otro lado del pasillo. El ruido se desplazó por la pared y ella lo siguió hasta posarse al otro lado de su puerta. Llamaron dos veces y el cascabel dejó de sonar. Levantó el teléfono, no daba tono y su móvil no tenía cobertura. El miedo la dominó, no quería conocer el significado de la muerte. Pasado un minuto se aventuró a abrir la puerta. Nadie se encontraba al otro lado, El pasillo en penumbra la saludaba y unos metros más allá la llamó una campana. Se aproximó a las sombras en busca de su procedencia y cuando llegó a la escalera cesó nuevamente. No se atrevió a bajar los escalones. Corrió a toda prisa a su cuarto y cerró la puerta con seguro.

   Ahogó en su garganta un grito al ver un bulto entre las sabanas. La curiosidad pudo más que ella y las levantó. Allí estaba devolviéndole la mirada. El manuscrito del último libro de Christina Athaga.

   “El significado de la muerte es conseguir la manara de convertirse en inmortal”.

Escrito por: Luis A. R. Selgas.

Ronda Nocturna

  Duermen placidamente en la protección infranqueable de su hogar. La mujer abraza a su amante y protector marido, ambos sumidos en el más tranquilo de los sueños. La oscuridad los envuelve y garantiza su descanso, pero también esconde a la sombra que está plantada observándolos a los pies de su cama. Unos ojos grandes abiertos de par en par los escrutan con mirada curiosa. Se aproxima con movimientos pausados y aspira el aroma del cabello de ella. Se deleita de lo que ve con vista clara acostumbrada a la noche. El marido da un ronquido y él respira en silencio a sólo medio palmo de su cara. Por el momento ha visto suficiente y sale de la habitación con movimientos felinos. Nadie lo escucha ahora ni nadie lo hizo nunca antes.

   Se mueve por el pasillo y ante la cocina coge una galleta que lo hace agradecer haber escogido a esta familia. Sigue adelante con sus pasos insonoros al cuarto de la hija.  Con sus 15 años recién cumplidos comienza a parecerse cada vez más a la madre. Ella se remueve en la cama y sus brazos quedan al descubierto por fuera de las sabanas. Él toma la manta con delicadeza y la cubre nuevamente para que no pase frío. Los nocturnos ojos no se pierden una leve sonrisa de la joven. Y él se alegra de estar allí, pues sabe que la esta protegiendo. La protege del vil monstruo que quiere hacerle daño con sus sangrientas garras. Ya lo ha hecho antes con otras personas, entra en sus casas cuando duermen y las asesinas sin piedad, pero esta vez no, esta vez él está aquí al pie de sus camas, vigilándolos cada noche con mirada atenta. Es su protector, su salvador.

   Su sigiloso cuerpo lo mantiene oculto, los cerrojos no son obstáculo para él, pues tiene una llave que es la llave de todas las puertas que existen. Las alarmas no se alertan con sus lentos movimientos y sus ojos bien abiertos lo cubren todo. Abre otra puerta y tras ella se encuentra una cuna. Su mullido colchoncito da descanso al pequeño infante. Se acerca al bebé para absorber su tierna imagen. El niño está tranquilo, inmóvil, pero despierto. Las miradas de ambos se cruzan y el pequeño emite un ruidito ahogado, quizás un intento de risa. La sombra aparta la mano del cuchillo que lleva en el cinturón, levanta el brazo y extiende los dedos con su habitual lentitud, haciendo una señal cómplice al crío para que se esté callado. Se siente afortunado al salir del cuarto. Si el niño fuese más grande o si acaso hubiese llorado, el monstruo que los asecha habría despertado y cometido su grotesco divertimento. Suerte que él les protege. Suerte que él los cuida.

   El sigiloso vigilante desaparece cual sombra en la noche profunda creyendo bien hecho su trabajo y pensado regresar pronto. Aun sin conocer lo fracturada que está su propia mente y lo manchado de sangre que esta su cuchillo. Pero esta familia no corre de momento peligro, ya que su monstruo sólo despierta si se siente atacado. Si cree que sospechan de sus visitas, si deja de ver la placida estampa y comienza a oler el miedo. Mientras la familia descanse bien por las noches en la protección de su calido hogar el monstruo no despertará y el sigiloso vigilante continuará su macabra ronda nocturna.

   Por la mañana la familia despierta con fuerzas renovadas, preparándose como cada día para la rutinaria jornada en el duro exterior. El desayuno es abundante y la conversación agradable. La madre mira un vacío plato.

   —Cariño ¿Te has comido tú las galletas? —La ronda nocturna pronto llegará a su fin.

Escrito por: Luis A. R. Selgas.
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4 comentarios en “Sesión doble de halloween. Ronda nocturna / Cascabel

  1. Oscuro y angustioso. Deberías explorar más este género, es realmente bueno (sin desmerecer al samurai). Me ha hecho leer aguantando la respiración. Es realmente genial tu ronda nocturna. Felicidades.

    Respecto al otro, ya te comente lo que me pareció y he de decir que en este taller me esperaba encontrar a tu samurai. Anímate a mostrarlo!

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    • Te agradezco mucho tus comentarios. En ronda nocturna quería explorar algo que generara un miedo real. Monstruos y fantasmas son ideales, pero yo quería algo que te hiciera parar a pensar que podría ocurrir realmente. Creo que lo verdaderamente angustiante es acostarte a dormir y pensar que en la total oscuridad podrías tener a alguien observándote sin hacerte nada siempre y cuando tu no sepas que esta allí. La familia estará segura mientras no se percaten de que no están seguros. Eso me da miedo real.
      Es cierto que últimamente escribo aventura o relatos un tanto filosóficos y lo que es género de intriga no lo he tocado. Sin embargo yo comencé escribiendo una novela policiaca hace unos diez años. Hace poco comencé a reescribirla, pero al ser una novela me es muy complicado avanzarla. Es posible que si termino algunos fragmentos que puedan ser conclusivos me anime a publicar en el blog parte de ella.
      Respecto al samurai y el taller, la única idea factible que se me ocurría era que la escritora fuese la autora. Desistí de ello pues una escritora de misterio me daba más juego con el asesinato y el posible final. ¿La mató alguien que intenta crear la duda sobre su muerte? ¿Fue ella misma buscando la inmortalidad? ¿Quizás un asesino que se cansó de estar a la sombra de la novela? Ni yo mismo lo se, pero la frase final era lo único que tenía claro mientras escribía. Y eso con el samurai no lo habría podido cerrar de esa manera.
      Wua, que parrafada. Es muy agrádale poder discutir acerca del proceso creativo con alguien. Me gustaría que me contases sobre tus mundos, ya que en tus relatos es imposible verlos con mucho detalle.
      Un gran saludo y gracias por tu tiempo

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      • Mis mundos? Pues no es fácil… Tengo muchos mundos, o quizás sólo es el mismo al que le voy cambiando las reglas según el día (mira que buena idea, me la apunto!). Aunque más que mis mundos son mis manías. Cualquier novela ambientada en el presente en Londres (por ejemplo) nunca tendría mi atención. Las historias «creíbles» a mi se me hacen «bola» jeje, me chirrían los oídos escuchar que hay un asesino en la calle Bailén o que Sarita encontró un euro en la plaza de España, que quieres que te diga. Por eso nunca me gustan los lugares reales y reconocibles y por eso creo mundos, lugares y tiempos extraños. Es una manía, igual que no hacer cosas dulces o finales felices, yo siempre me he identificado más con los Sith, jeje.

        A sí que tienes una novela en el horno? Pues me encantaría leer un fragmento, por supuesto! Yo también estoy enredada con algo (como todos supongo) aunque no se sí aún me atrevo a llamarlo novela….

        Podríamos hacer nuestro propio taller literario si quieres y enviarnos fragmentos para ver sí funcionan (por Mail, of course).

        Por cierto, que paso con la propuesta que me hiciste por Mail? A Literautas no les gusto? A mi también se me había ocurrido una idea…

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  2. Ya te pasaré algo por mail. El problema es que de esa novela todo lo tengo hecho a mano. Por tanto tengo que escribirlo en el ordenador y eso significa que seguramente mientras lo hago lo reescrbiré.
    De todas formas te concreto por mail. Un saludo.

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