Relato por entregas: 1 de 4
Héctor escuchó la campanilla de la puerta de cristal mientras entraba en la tiendesita de antigüedades de su padre. Venía a buscar a su hija Diana, como hacía cada tarde, tras un duro día de oficina. No le hacía mucha gracia tener que dejar a la niña al cuidado de Octavio. Aunque era un abuelo atento, como padre había dejado mucho que desear. Y había sido mucho más negligente como esposo. Cuando su madre enfermó 13 años atrás, Octavio había sido poco más que un fantasma, ausente la mayoría del tiempo.
Héctor fisgoneó las mesas viejas y las estanterías restauradas mientras se paseaba en busca de la niña o su abuelo. Las repisas estaban llenas de ingentes cantidades de libros de todo tipo. Y en la mesa central el precioso ferrocarril de juguete que tanto había adorado su madre. Cuando niño había descubierto la lectura en esas paredes. Permanecía miles de horas pasando página tras página, deseando que aquellas aventuras épicas pudiesen hacerse realidad. Pero es que para un niño, todo lo que pueda imaginar es real. La misma Diana volvía cada tarde a casa contando las grandes odiseas que había vivido cuando el abuelo no la miraba. Sigue leyendo