Otros relatos del samurái errante…
1. Muerte bajo el sol naciente. 2. La suerte de Mazushi Haisha.
El desconocido no puede permanecer impasible ante las lagrimas de un niño. Para evitar su sufrimiento, deberá poner a prueba todas sus habilidades al amparo de la sombras.
Libor I: El camino.
4. El llanto de Daigoro.
Japón, 1573. 1er año de la era Tenshō.
I
Aquella tarde entró un joven guardia novato a las dependencias del capitán Mifume. Le dio un alarmante informe y la furia del superior fue tremenda.
—¿Cómo ha sucedido esto? —preguntó el capitán Mifume al joven guardia.
—Señor, he entrado en la habitación y he encontrado el cuerpo sin vida del guardia Akamaru, tal como lo ve ahora —respondió Kudo Ichiro, chorreando agua sobre el suelo de madera—. No he perdido tiempo en ir a buscarlo, señor.
—¿Y por qué está usted empapado, novato?
—Como le dije, he ido lo más rápido que pude. Tuve que cruzar el patio para cortar camino, señor.
Cinco días habían pasado desde que comenzó a llover en aquellas regiones apartadas de la capital. Un tiempo inclemente que no daba la impresión de mejorar pronto. El Capitán analizaba la escena con atención absoluta a cada detalle. Las circunstancias que llevaran a la muerte de un hombre en el interior de la casa de la guardia, debían ser estudiadas con cuidado. El cuerpo de Akamaru permanecía aún sentado a la mesa, con la cabeza hundida en el interior de un plato de sopa. No había señales de violencia, ni en el cuerpo, ni en la sala. Sigue leyendo